Por Javier Hernández
En tiempos de aguas revueltas, como los actuales, es complicado distinguir la información de la propaganda, porque se mezclan intencionalmente para ofrecer una visión distorsionada de la realidad. Sin embargo, el bando más fuerte, en una confrontación, es quien tiene la ventaja, porque impone sus puntos criterios y puntos de vista.
Un ejemplo actual es el lenguaje utilizado por el presidente de Estados Unidos, para etiquetar a los trabajadores indocumentados como criminales. En ese contexto, también se ejercen acciones a otros niveles, para general la idea de que los políticos mexicanos también lo son. La cancelación de la visa a la gobernadora de Baja California, lo que provoca es un alud de conjeturas sobre la causa, pero no se aporta una sola prueba que la justifique. Sin embargo, el hecho sirve para que se filtre información de que a otros cinco funcionarios de ese nivel, también se les revocará ese documento.
A lo anterior, se suma el señalamiento de la Secretaria de Seguridad, Kristi Noem, de que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum es quien ha alentado las protestas de migrantes en Estados Unidos y, esta semana, la Fiscal General de ese país, Pam Bondi, ha declarado que junto con China, Irán y Rusia, México forman parte del grupo de “países adversarios” de su nación.
Tal parece que lo que busca la administración Trump, es lanzar misiles y bombas verbales que, lamentablemente, encuentran eco en los medios y grupos de oposición, que toman esos señalamientos como verdades irrefutables, sin pruebas de por medio. Eso basta para que los mexicanos se confronten en tareas mentales que los mantengan ocupados y distraídos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario